Periódico ilustrado
de la restauración
3 de diciembre 2004 - n°67 -
Los últimos toques
Por delante y por detrás, pronto no quedará más que una línea de tablas que colocar. Todo el equipo está entusiasmado.
Indígena mestizado con otros dos continentes, Frangel coloca una
tabla bromeando con su primo. Las tablas son pesadas, las prensas empujan
la madera con dificultad sobre las cuadernas, los huecos son difíciles
de perforar, hay que meter los clavos en posiciones a veces muy incómodas...
¡Pero después de 150 tablas y varios miles de clavos, el
equipo está bien entrenado!
Nuevos detalles sobre las líneas del forro, de abajo a arriba.
Las tres primeras tienen como en el origen, 40, 40 y 30 centímetros
de ancho. Son tan anchas para que contribuyan así a la rigidez
longitudinal del barco. Para el resto de las líneas, dividimos
el espacio en partes iguales, ¡aunque no lo parezca en esta foto!
Algunas son más anchas, como la de tranca que aún no ha
sido puesta. Estas tablas son fáciles de colocar, ya que no hay
grandes torsiones. Hay que trazarlas en curva, como lo muestra la regla
aplicada sobre las cuadernas, pero se disponen naturalmente sobre las
cuadernas casi planas. Las que están más abajo son más
difíciles porque se colocan en una parte donde las cuadernas tienen
una concavidad pronunciada. No pueden ser demasiado anchas, ya que sino
no podrán aplicarse sin quitar dos o tres centímetros a
lo largo en los bordes interiores para que tengan la forma de las cuadernas.
Antes se hacía de otra manera. Las cuadernas eran talladas con
facetas en vez de una curva continua. Las líneas podían
tener el mismo ancho ya que el problema de la concavidad estaba solucionado.
Era muy práctico.
Sin embargo, cuando había que cambiar varias tablas del forro,
las nuevas tablas tenían que tener exactamente el mismo ancho que
las antiguas a causa del tamaño de las facetas, y eso no siempre
es posible.
Aquí, obedeciendo a otra tradición, la curva de las cuadernas
no tiene facetas y son las tablas del forro las que son modificadas en
su cara interna para adaptarse a la forma de las cuadernas. Esto disminuye
un poco el espesor de la madera, por eso utilizamos tablas de más
de 5 cm de espesor (casi siempre 6) en las partes más cóncavas
o para las tablas más ancha (las del alefriz).
Las tablas de la popa tienen una forma especial. Una plantilla muy precisa es necesaria para tallarlas.
Colocarlas no es fácil tampoco. Antes de conseguir la pureza de las líneas, hay bastante desorden.
En la cubierta
En la terraza, quitamos el forro de la cubierta para cambiar los baos (vigas).
Es el trabajo de Wilson y Alfredo. Lo más difícil es no caerse y evitar que caigan objetos sobre la cabeza de los trabajadores de abajo.
El sitio se prepara bien y se ponen los baos nuevos que se apoyan sobre el durmiente cuadrado. No hay dificultades. Los baos que luego serán sostenidos por puntales o por la pared de un compartimiento son plegados sin dificultad después de 12 horas en la estufa. Los baos sin puntal son tallados en vigas de mayor tamaño para que tengan la curva adecuada.
La situación
El forro está casi terminado y lo dejaremos por ahora sin la tabla de tranca para hacer más fáciles los trabajos con el cemento y para poder limpiar la sentina durante las obras.
La próxima operación es emparejar el casco, lo que exige mucho cuidado porque sino acabaremos con un casco como una lámina de zinc.
Il faut nous aider à remettre à l'eau ce bateau, seuls
nous n'y arriverons pas.
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