Seguimos bajo de la quilla
El final del tunel
Estamos muy cerca. La foto lo demuestra.
Sin embargo, aún no hemos llegado a la meta.
La madera sigue tardando mucho en llegar, y una parte del equipo está
ocupado en tareas útiles, sin duda, pero que no hacen avanzar el aspecto
del casco: pinturas, lisados interiores.
Pero “mañana” la madera llega seguro!
Así como el guardia forestal que tiene que cortar la pieza para la roda.
La espera tiene que tener un final.
Quizás la semana que viene.

Algunos, para salir más rápido del túnel, hacen agujeros. Francisco se
ha puesto a reajustar los durmientes, que no fueron colocados de manera
satisfactoria.
La cubierta se había hundido un poco cuando retiramos los durmientes antiguos,
y los nuevos habían sido colocados sin tomar esto en cuenta.
Lo hemos reparado y se han preservado las líneas elegantes del barco.
Mientras tanto, la quilla

Cesar y Junior han empezado a trabajar sobre las partes atacadas por
los teredos.
En 60 años no se han comido mucho de esta madera de roble que se supone
les encanta.
Sin embargo, es mejor aprovechar la ausencia del lastre para sanar la
situación. Las partes dudosas son retiradas y sustituidas por madera de
puy.
Es interesante porque este es el lugar preferido de estos gusanos marinos,
y se supone que el puy es muy resistente a este tipo de agresión.
Estas piezas nuevas son pegadas sobre la quilla con resina epoxy.

El lastre ha sido limpiado, pintado y cubierto de una ancha capa de blious
(mezcla de masilla, aceite de linaza, minio y estopa deshilachada), presentado
bajo la quilla y subido con gatos hidráulicos.

Ya está! Ha llegado a su sitio.
El blious que sobra salió...recogimos un bote de un galón! Fuimos generosos
con las cantidades de blious!
El lastre, al subir, fué guiado por unos de los pernos viejos. Ahora,
hay que volverlos a hacer.

Una barra de hierro de una pulgada y media (38mm) es cortada con un soplete
en partes del tamaño de los futuros pernos. Luego, hay que tornearlos:
cabeza cónica, reducción del cuerpo de una pulgada, filetaje final. Luego
habrá que galvanizarlos. Como no hay talleres en esta región, pensamos
realizar esta tarea nosotros mismos.
La situación
El trabajo sobre la quilla no está acabado: la parte central tiene que
ser colocada, pero sobre todo, hay que trabajar la parte delantera bajo
la quilla. También aquí ha sido atacada.
No hay lastre en esa parte. Solo una “zapata” metálica de seis metros
de largo que tendrá que ser cambiada cuando sea necesario. Los equipos
esperan que para entonces, la madera habrá llegado y que por fin podremos
terminar las 9 cuadernas que nos quedan.
El trabajo sobre la quilla ha sido importante y hemos tenido la satisfacción
de no enfrentarnos a grandes destrozos. La quilla sigue en buen estado
después de 60 años de servicio.

Una donación de una asociación de formación ha disparado la curva verde.
Varias promesas por varios lados.
La corriente que lleva el barco se mantiene.
Sigue alimentándola. La semana próxima debería traernos la madera (y por
lo tanto, su factura), y tendremos un cuarto carpintero naval y su ayudante
( habrán 13 personas que pagar).
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