Periódico ilustrado
de la restauración

11 de deciembre 2003 - n°16 -

 

 


Restaurar

Es como un sueño... el Karrek Ven fué elevado por los aires y cambió de sitio en el astillero para dar paso a los demás barcos.

Cada uno lleva su cruz

La nuestra, era la perspectiva de este cambio. Desde hace tres semanas no desmontábamos nada, el trabajo iba lentamente, y desde hace quince días trabajábamos en reforzar el casco. Después de las tablas sólidamente fijadas en el exterior, en donde apoyar las fajas del travelift (la enorme máquina para cargar los barcos), hemos construido cruces pesadas en el interior para evitar que el casco se deforme.

Todo el equipo ha tenido que colaborar par introducir estas vigas gruesas a través de la cuadernas.
¡Empuja! ¡jala! ¡Ay, está trabada!
Una diagonal ya está puesta, apoyada sobre el contra-durmiente por un lado y sobre un refuerzo entre dos palmejares por el otro. Así, contrarrestará la presión de las fajas. Los dos maderos oblicuos en cruz están sujetos con pernos por el centro. ¡Todos los pernos viejos en buen estado del Karrek fueron utilizados!
Hasta cierto punto, como veremos más adelante.

Por fin, una viga reúne las dos extremidades superiores de la cruz a la que está unida, impidiendo a la vez la compresión del barco y que la cruz tenga juego.

Para mantener el casco cerrado, estaban los baos y los cables con tensores desde el principio. El conjunto tiene una fuerza impresionante. Varios postes en el centro, apoyados sobre la sobrequilla mantienen la distancia entre la quilla y la cubierta. La parte trasera, que no hemos desmontado mucho en el primer trimestre, no ha sido apuntalada.

Despegar, viajar, aterrizar

El despegue se hizo lentamente. Estábamos pendientes de una deformación, siempre posible. Sobre todo, teníamos miedo de que la quilla se pliegue. El barco está constituido de dos elementos principales: la parte renovada y los diez metros de la parte trasera, antiguos y con el peso del motor y de los depósitos de agua y combustible encima. El cuidado del conductor (bien informado) fue total. El Karrek Ven despegó sin un gemido, sin deformación aparente. Se deslizó hasta su nueva área de trabajo (cerca de la carpintería, pero también del muro por el que pasan los rateros para venir a merodear por el astillero...)

Allí, descendió muy delicadamente. Hemos cambiado dos cosas.
1) Lo hemos instalado más alto, para poder depositar el lastre y ocuparnos de los pernos de la quilla.
2) Lo más arriesgado: hemos enderezado la quilla. Al envejecer, la quilla del barco ha formado un arco, la roda tendiendo a caer hacia adelante y la popa hacia atrás. En vez de respetar esta curva, hemos alineado la cima de todos los calces (los picaderos). Karrek Ven se colocó con toda naturalidad, retomando su forma original sin dolor. La ausencia del forro y de cemento en el fondo facilitó, claro está, este enderezamiento.

No quedaba más que apuntalar el barco. Era más de medio día, los obreros del astillero se habían ido y nuestro equipo de carpinteros tuvo que apuntalarlo él mismo. Buen entrenamiento para más tarde, ya que tendremos que desplazar los calces y los puntales para trabajar.

Los buzos estaban aquí, listos para intervenir como siempre cuando se desplaza un barco – pero en general, es para sacarlo del agua o volverlo a meter... Es igual, nos echaron una mano alegre. Dos cajas de cerveza coronaron la operación, y todos se fueron contentos.

La situación

Estamos muy felices de volver a empezar sin esta hipoteca de tener que mover el barco. Podremos dedicarnos a fondo en la reconstrucción, es decir, primero en la demolición del trocito de la parte delantera que nos queda, y después, de la parte trasera.

El martes iremos a buscar una nueva carga de madera, principalmente tablas anchas para tallar las cuadernas. La roda nueva no llegará desafortunadamente antes de enero. No tocaremos la quilla por el momento ya que, para tener acceso a los pernos, hay que deshuezar la parte trasera y dejar la quilla y las varengas al desnudo. Pero antes hay que reforzar, es decir poner cuadernas nuevas y palmejares.
Cuadernas, palmejares, roda, pernos del lastre, forro, cintas, cubierta, y baos. ¡Todo un programa para un trimestre!
La curva roja sigue subiendo, suavemente, menos mal. Pero la semana que viene, afronta una montaña con la compra de la madera, la estancia en el astillero y la paga doble de navidad para los obreros...
Hay peligro de que la roja alcance a la verde!

Que los que quieran participar al financiamiento de la reconstrucción se manifiesten, aunque solo sea, en este mes de diciembre tan dispendioso, en forma de promesa para enero.
Sería formidable llegar a los 40 000 €uros de donaciones antes de fin de año. Para esto, hacen falta 2770 €uros. No se olviden de que incluso las donaciones pequeñas hacen las sumas grandes. Así fué como los egipcios construyeron las pirámides.

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