Restaurar
Es como un sueño... el Karrek Ven fué elevado por los aires y cambió de sitio en el astillero para dar paso a los demás barcos.
Cada uno lleva su cruz
La nuestra, era la perspectiva de este cambio. Desde hace tres semanas no desmontábamos nada, el trabajo iba lentamente, y desde hace quince días trabajábamos en reforzar el casco. Después de las tablas sólidamente fijadas en el exterior, en donde apoyar las fajas del travelift (la enorme máquina para cargar los barcos), hemos construido cruces pesadas en el interior para evitar que el casco se deforme.

Todo el equipo ha tenido que colaborar par introducir estas vigas gruesas
a través de la cuadernas.
¡Empuja! ¡jala! ¡Ay, está trabada!
Una diagonal ya está puesta, apoyada sobre el contra-durmiente por un
lado y sobre un refuerzo entre dos palmejares por el otro. Así, contrarrestará
la presión de las fajas. Los dos maderos oblicuos en cruz están sujetos
con pernos por el centro. ¡Todos los pernos viejos en buen estado del
Karrek fueron utilizados!
Hasta cierto punto, como veremos más adelante.

Por fin, una viga reúne las dos extremidades superiores de la
cruz a la que está unida, impidiendo a la vez la compresión
del barco y que la cruz tenga juego.

Para mantener el casco cerrado, estaban los baos y los cables con tensores
desde el principio. El conjunto tiene una fuerza impresionante. Varios
postes en el centro, apoyados sobre la sobrequilla mantienen la distancia
entre la quilla y la cubierta. La parte trasera, que no hemos desmontado
mucho en el primer trimestre, no ha sido apuntalada.
Despegar, viajar, aterrizar
El despegue se hizo lentamente. Estábamos pendientes de una deformación,
siempre posible. Sobre todo, teníamos miedo de que la quilla se pliegue.
El barco está constituido de dos elementos principales: la parte renovada
y los diez metros de la parte trasera, antiguos y con el peso del motor
y de los depósitos de agua y combustible encima. El cuidado del conductor
(bien informado) fue total. El Karrek Ven despegó sin un gemido, sin deformación
aparente. Se deslizó hasta su nueva área de trabajo (cerca de la carpintería,
pero también del muro por el que pasan los rateros para venir a merodear
por el astillero...)

Allí, descendió muy delicadamente. Hemos cambiado dos cosas.
1) Lo hemos instalado más alto, para poder depositar el lastre y ocuparnos
de los pernos de la quilla.
2) Lo más arriesgado: hemos enderezado la quilla. Al envejecer, la quilla
del barco ha formado un arco, la roda tendiendo a caer hacia adelante
y la popa hacia atrás. En vez de respetar esta curva, hemos alineado la
cima de todos los calces (los picaderos). Karrek Ven se colocó con toda
naturalidad, retomando su forma original sin dolor. La ausencia del forro
y de cemento en el fondo facilitó, claro está, este enderezamiento.
No quedaba más que apuntalar el barco. Era más de medio
día, los obreros del astillero se habían ido y nuestro equipo
de carpinteros tuvo que apuntalarlo él mismo. Buen entrenamiento
para más tarde, ya que tendremos que desplazar los calces y los
puntales para trabajar.
Los buzos estaban aquí, listos para intervenir como siempre cuando
se desplaza un barco – pero en general, es para sacarlo del agua
o volverlo a meter... Es igual, nos echaron una mano alegre. Dos cajas
de cerveza coronaron la operación, y todos se fueron contentos.
La situación
Estamos muy felices de volver a empezar sin esta hipoteca de tener que
mover el barco. Podremos dedicarnos a fondo en la reconstrucción, es decir,
primero en la demolición del trocito de la parte delantera que nos queda,
y después, de la parte trasera.
El martes iremos a buscar una nueva carga de madera, principalmente tablas
anchas para tallar las cuadernas. La roda nueva no llegará desafortunadamente
antes de enero. No tocaremos la quilla por el momento ya que, para tener
acceso a los pernos, hay que deshuezar la parte trasera y dejar la quilla
y las varengas al desnudo. Pero antes hay que reforzar, es decir poner
cuadernas nuevas y palmejares.
Cuadernas, palmejares, roda, pernos del lastre, forro, cintas, cubierta,
y baos. ¡Todo un programa para un trimestre!
La curva roja sigue subiendo, suavemente, menos mal. Pero la semana que
viene, afronta una montaña con la compra de la madera, la estancia en
el astillero y la paga doble de navidad para los obreros...
Hay peligro de que la roja alcance a la verde!

Que los que quieran participar al financiamiento de la reconstrucción
se manifiesten, aunque solo sea, en este mes de diciembre tan dispendioso,
en forma de promesa para enero.
Sería formidable llegar a los 40 000 €uros de donaciones antes de
fin de año. Para esto, hacen falta 2770 €uros. No se olviden de
que incluso las donaciones pequeñas hacen las sumas grandes. Así fué como
los egipcios construyeron las pirámides.
¿Como colaborar? Haga clic aquí.
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