Periódico ilustrado
de la restauración

13 de febrero 2004 - n°25 -

 

 

Rectificaciones

Desde la muerte del Maestro Aldo, Cesar talla las varengas con ardor mientras que Juán las va colocando. El trabajo avanza, pero al conjunto le falta precisión. Hay que rectificar antes de ir más lejos.

Cuadernas indisciplinadas

La llegada de Didier, preciso y buen conocedor del Karrek Ven y de los barcos de madera que restaura, ha puesto al equipo a trabajar en el emparejamiento de la cuadernas, algunas de las cuales se ven un poco panzonas o demasiado planas. Hay que colocar listones a lo largo de las cuadernas, apoyándose en los vestigios de la estructura antigua que aún está en puesto o que hemos colocado de nuevo cuando ha sido necesario.
Los listones tienen varios metros de largo y se aplican sobre el casco, dando así su línea general.

Cesar sabía que esta tarea era importante, pero no quería empezar antes de haber tallado y colocado todas las cuadernas. Reconoce sin embargo la utilidad de una pausa para rectificaciones y viene dando buenos consejos.
Un error ha sido trabajar sin suficientes listones. Muchas veces hemos utilizado un simple tubo de cobre que, si bien da una idea de las curvas del barco, no tiene la precisión de una plantilla plana, de contrachapado o de madera ligera.

Empieza pues el largo emprejamiento de las cuadernas.
Marcamos con un lápiz los lugares en donde las cuadernas sobresalen, alejando el listón del casco. Cepillamos esas jorobas. Colocamos de nuevo el listón y marcamos de nuevo, etcétera.
“Antaño, comenta un viejo carpintero, emparejábamos con azuela. ¡Les juro que tomábamos las medidas con muchísimo cuidado para no tener que quitar más de unos milimetros! Quitar 2 o 3 centímetros a mano de una madera tan dura no era tan fácil que con sus cepillos eléctricos.” Ya nadie sabe usar la azuela por aquí, esta herramienta esencial para nuestro viejo carpintero es deshechada y considerada como peligrosa.
El sustituto momentáneo de Aldo, Guicifero (que acaba de retirarse del equipo), la había prohibido en su taller de construcción naval.
El mismo trabajo se hace un poco más abajo de la cuaderna, y un poco más arriba. Luego se igualan las curvas. Y si resulta que hay que quitarle demasiado a una cuaderna panzona, hay que reemplazarla. Es el caso, desgraciadamente, de varias de ellas. Una buena plantilla toma más tiempo que un tubo curvado, pero al final, acabamos recuperando con creces ese tiempo invertido en el momento del emparejamiento. ¡Además, se ahorra material!

Dos equipos y dos puestos nuevos.

Un elemento de una cuaderna estaba realmente fuera de los estándares. El nuevo equipo John-Francisco cortó las clavijas que lo unían al resto de la cuaderna y lo retiró para recuperar la madera que será reutilizada al otro lado, al que corresponde mejor (debimos olvidar la simetría al trazarlo). Luego, ajustaron con cuidado la cuaderna, intentando ganar en precisión. El trabajo es un poco lento, pero así se aprende mejor, y se acaba ganando tiempo.

El otro equipo nuevo es el de Wilmer y Carlos, que se encarga de las obras sobre la quilla. Están cortando la sobrequilla para retirarla sin preocuparse del mástil por ahora.
Hemos pedido una sobrequilla nueva.

El casco se ve raro sin esta bella pieza central. La decisión de cambiar los pernos de la quilla ha motivado esta decisión.
Las varengas van apareciendo al quitar la sobrequilla que las escondía. Wilmer y Carlos se han puesto a destruirlas, retirando las gruesas clavijas de una pulgada que las unían a la quilla y los pernos que mantenían el lastre entre las varengas. Las obras de la quilla no movilizan a los que trabajan sobre el casco.
Así, ganamos al menos un mes.

La situación

Las cuadernas viejas del Karrek acabaron en la descarga del astillero. Nos quedamos con una de recuerdo....
Casi hemos acabado de tallar y colocar las cuadernas. Solo faltan cuatro cuadernas en el centro y una cuantas en la proa y la popa.
Esperamos para acabar una nueva carga de madera y, para la roda y el cucharro de popa, el árbol magnífico que nos han prometido para la semana que viene.
Una vez que estos elementos hayan sido colocados, el Karrek Ven habrá recobrado su esqueleto.
Diez personas trabajan ahora sobre el barco. Didier lo dirige todo e intenta formar el equipo a unos métodos rigurosos. El rendimiento, por ello, no es muy alto, pero si los hábitos de exigencia se imponen, el barco ganará en solidez y buen acabado.
El hecho que hayan cuatro personas empezando en este momento es una ocasión de formación que no se debe perder.

746 €uros de diferencia entre gastos y donaciones. Hay promesas que no acaban de concretarse. No hubieron donaciones ni promesas esta semana; y los gastos grandes están al llegar.
No hay que olvidar que el número de trabajadores se ha multiplicado por dos. Algo positivo tenía que ocurrir...  

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