Periódico ilustrado
de la restauración

4 de deciembre 2003 - n°15 -

 

 


Restaurar un viejo monumento Bretón en Latinoamérica.

Es posible, y se puede hacer mejor que en un país rico cuando se tiene un presupuesto modesto, pero conlleva varios problemas, algunos locales, otros debidos a la época y que encontraríamos en cualquier lugar. Para los curiosos, y para los archivos de esta restauración, he aquí algunos puntos positivos y otros negativos.

Una flota de madera

Venezuela conserva una flota pesquera de madera. Casi todas las barcas de pesca lo son, y todavía se construyen barcos de madera del tamaño de Karrek Ven. En nuestro astillero, la mitad de los barcos en reparación o en carena son de madera. Algunos, los modernos, tienen forma de caja y una cabina grande; son fáciles de mantener, y la potencia de su motor consigue empujar el agua. Otros, generalmente más antiguos, tienen un casco con la elegancia y la racionalidad de los veleros. Uno de estos es parecido al Karrek Ven. Tres barcos de pesca están en construcción y uno de ellos en “nuestro” taller.

Es un barquito tradicional precioso que podría llevar una vela.

Este ambiente es muy provechoso para la restauración: las personas que saben de este trabajo existen, los aserraderos cortan madera para los barcos, los mercaderes venden los productos necesarios.
¿Es verdad?
Hasta cierto punto, como veremos más adelante.

Guicifero

La restauración prosigue conducida por un nuevo carpintero naval, Guicifero.

Fue alumno de Aldo, quien lo apreciaba. Dirigió un taller de construcción naval de barcos de madera. Su llegada ha aliviado a nuestro grupo que temía cometer errores por ignorancia. Guicifero observa, aconseja y reorganiza el trabajo de los equipos. Su objetivo es acelerar el ritmo de la restauración con una mejor organización y con la contratación de uno o dos carpinteros más.

Dificultades relacionadas con la época.

Algunas especificidades de la construcción naval de la Europa atlántica son desconocidas aquí. Por ejemplo, aquí no se escaldan al vapor las piezas de madera. Karrek Ven no sorprende porque hay otros barcos antiguos. Pero las formas de estos últimos son generalmente menos incurvadas. Tememos que la madera se rompa cuando forremos el barco (clavemos las tablas sobre el casco). El Mediterraneo también tiene sus técnicas y sus productos que difieren de los del Atlántico. Allí no se calafatea ni se pinta el fondo de la misma manera que en Bretaña. Aquí también, todo es diferente. Es imposible encontrar productos iguales que los del país de origen.

Dificultades relacionadas con la época.

Son la más numerosas. ¡Ya no se trabaja hoy en día como en 1943! Los más sorprendente es la degradación de la calidad del trabajo a causa de las máquinas. La productividad exige un trabajo rápido. Las máquinas lo permiten. Pero son menos exigentes que las herramientas de mano. ¡Y se puede quitar un trozo de más si se no se va con cuidado! Siempre se puede recuperar con masilla epoxy, pero no es satisfactorio ni tampoco tan sólido.

Por ejemplo las varengas: normalmente se ajustan perfectamente sobre la quilla, pero a veces hay un vacío. Se coloca entonces un calce con masilla epoxy...
Si las cuadernas sobrepasan la línea y hacen imposible un buen ajuste de los durmientes en el interior y del forro en el exterior, se recupera con el cepillo eléctrico, y no importa si la cuaderna se ve reducida. Si esto se hubiese tenido que hacer con cepillo de mano y azuela, más lentos y fatigosos, ¡la medida se hubiese hecho con mayor atención desde un principio!
El volumen de trabajo ha provocado una explotación desenfrenada de la selva. Ya no se invierte en madera en espera. Ya no hay depositos de madera en donde esta se va secando lentamente. Se usa la madera verde. Luego habrá algo de juego, pero se recuperará con masilla epoxy si hace falta.
Hemos debido privilegiar madera que no se retrae al secar. Los clavos utilizados tienen una composición y una protección (galvanización demasiado fina) que no les permite afrontar el mar. Se oxidan de inmediato. Como no queremos volver a hacer este trabajo dentro de diez años, hemos debido adoptar una solución costosa, mezclando distintos materiales de junción.

Otras cosas han permanecido iguales: los pernos de 3/4 de pulgada para las cadenas y los baos de cubierta, y de 5/8 de pulgada para unir durmientes, contradurmientes cuadernas y cinta (la tabla gruesa del forro del casco que envuelve el barco justo debajo de la cubierta). Pero hemos debido abandonar el hierro. Utilizamos mejor el acero inoxidable. Los pernos de la quilla y del lastre (3/4 de pulgada) serán de este metal, así como los pernos de la roda y del codastre (¡un perno de 1 metro de largo!). Es caro, pero indispensable. Los pernos de las palmejas (12 cm) también son de acero inoxidable.

Los clavos para las palmejas, el casco y la cubierta son de bronce con silicona (13 cm), un material de buena calidad, corriente en Estados Unidos en las restauraciones y la construcción naval, pero poco conocido en Francia en donde, al parecer, sólo la Marina Nacional lo utiliza. Traerlos fue una larga aventura... En cambio, seguimos utilizando clavijas de hierro galvanizado para unir entre ellos los elementos de las cuadernas (1/2 pulgada de diámetro con el galvanizado, 7/16 sin este). Es una parte menos expuesta al agua. Aquí, el país nos ha ayudado: en vez del débil revestimiento galvánico moderno, hemos encontrado un revestimiento fuerte, obtenido por inmersión al caliente. Las cadenas se oxidan rápido y su composición ya no permite que soldemos una de las extremidades en una fragua. El problema del óxido no ha sido resuelto.
Otro problema ya viene asomándose: ¿con qué calafatear? Aquí se calafatea con algodón, pero todavía se puede conseguir estopa. La masilla tradicional de aceite de lino est más difícil de conseguir (muchos barcos utilizan la masilla epoxy). En cuanto a la brea y la colofonia que servían para calafatear la cubierta, ya no se encuentra.

La situación

Aunque no nos atrevemos a desmontar todavía más el barco antes de moverlo, hemos podido agregar dos cuadernas nuevas esta semana, una en la parte delantera y la otra atrás de la zona central. Esperábamos poder dirigirnos hacia nuestro nuevo emplazamiento esta semana, pero el astillero lo ha vuelto a posponer.
¡Estamos impacientes!


Pocos gastos esta semana, afortunadamente puesto que no han habido nuevas donaciones.
El Karrek ha puesto un arbolito de navidad: a ver si encuentra debajo algunos cheques durante estas fiestas.

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