Periódico ilustrado
de la restauración

13 de noviembre 2003 - n°12 -

 

 

 

Aldo

El cielo está cargado, espeso, casi negro. Al caer la noche, la lluvia ha empezado a caer. Empiezan los rayos, cada vez más deslumbrantes y luego los truenos que parecen venir del astillero, alrededor del Karrek Ven. Un diluvio se ha abatido sobre el barco, lavándolo de todos sus polvos. El Maestro no se ha sentido bien durante el día. Se quejaba de dolores, pero seguía trabajando. “El doctor me dio un día de descanso, pero mi vida está aquí”.

El diseño de la roda del Karrek Ven lo apasionaba, una pieza preciosa de 5 m, bastante complicada. Enseñaba a Luis, su aprendiz, como hacerla. Siempre pensando en la etapa siguiente, le parecía que el Karrek Ven ya estaba terminado. Nada era un problema para él, y avanzaba con seguridad. El joven Aldo Ruggeri había llegado a Venezuela 30 años antes, viniendo de un puerto pesquero chileno. Lo contrataron como profesor de construcción naval en la escuela de pesca de Cumaná. Después, la escuela cerró esa asignatura. Aldo abrió su propio astillero de construcción y reparación. Pero una noche le robaron todo : las máquinas e incluso el barco. Trabajó entonces en un gran astillero para barcos pesqueros con su jóven amigo Cesar, hace 15 años. El astillero cerró hace poco, y otro astillero lo contrató, en el que lo conocimos. La confianza y la amistad fueron inmediatas. La restauración se haría allí. Aldo amaba este barco y esta restauración tan especial. Intercambiábamos planos, fotos, hablábamos de técnicas...Esta mañana, ha empezado un nuevo viaje. Su corazón de repente dejó de latir.

Con la ayuda de la red

Para mitigar esta partida, tendremos que intensificar nuestras comunicaciones. Todos los días salen mensajes sobre cuestiones técnicas hacia Estados Unidos, Europa, las Antillas. Una red de amigos y de antiguos navegantes del Karrek Ven (de los cuales algunos son especialistas de la restauración), discuten de los problemas que se presentan: restaurar un barco antiguo en un mundo moderno no siempre es fácil. Como no econtrábamos una pieza de madera bastante grande para la roda, Aldo había dibujado otra. Mandó inmediatamente el boceto a esta red.
Bernard: tiene que ser lo bastante maciza para que la madera no se seccione si ocurre un choque. La parte baja de la roda me parece frágil en el dibujo.
Pregunta: Estas tablas de madera van a ser muy difíciles de torcer en las extremidades. Aquí, no utilizan estufas: o se fuerza la madera o se le pone a hervir. Que les parece?
Didier: hervir la madera la debilita más que estufarla. No se recomienda estufar la madera Tabebuia serratifolia (madera de las cuadernas y de los palmejales). La de Hymenaea courbaril está más adaptada. También pueden hacer un fuego bajo un lado de la tabla, mojándola por el otro lado... es lo que se hizo con el Batavia. Etcétera. Y así desde hace tres meses y en todos los aspectos de la restauración, a veces con debates.

Relaciones peligrosas.

El último intercambio de mensajes trata de los pernos de la quilla. Una varenga (pieza de madera en el fondo de la cala que une las cuadernas de babor y estribor) estaba rajada. La retiramos.

El perno que la unía con la quilla tenía su sección dañada por el óxido y la electrólisis. ¿Como revisar los otros pernos, y si haciera falta, cambiarlos?


La sobrequilla (tabla fuerte que dobla la quilla por la parte interna del barco) está enclavijada a las varengas. Las clavijas también están dañadas. La varenga está sujeta a la quilla con un perno grande que solo hemos sacado en parte El lastre de hierro fundido está unido a la quilla con pernos que resalen entre las varengas. Como revisar todos estos enlaces, que quizas se han vuelto peligrosos...sin romperlo todo? Y cómo cambiar lo que debe ser cambiado?
La varenga nueva está instalada, unida provisionalmente, esperando una decisión general.

La situación

No más cuadernas hasta la movida del barco. Seguimos preparando el barco para cambiarlo de sitio, como se nos lo ha pedido.

Después de los durmientes, que reúnen la parte alta de las cuadernas, vamos a instalar los palmejales, tablas fuertes en el eje del barco, que refuerzan a los durmientes en tres niveles sobre las cuadernas. Para ello, las cuadernas deben estar bien dispuestas en un mismo plano, en el interior del barco. Esto requiere un largo trabajo con el cepillo eléctrico y la pulidora.

Cesar prosigue el trabajo del Maestro para llevar esta restauración. Tiene mucha práctica y podrá llevarla a cabo. Sin embargo, sería importante, aún más que antes, que un buen conocedor de este tipo de barcos venga de la vieja Europa ( de Bretaña si puede ser) para ofrecernos algunas semanas de sabios consejos. ¡Sería simpático y nos daría seguridad!

A causa de las vacaciones bancarias, no hemos tenido gastos faraónicos esta semana. Afortunadamente, ya que ninguna donación llegó. Esperamos que la semana que viene sea generosa: muchos gastos nos esperan...


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