Periódico ilustrado
de la restauración
19 de noviembre 2004 - n°65 -
A pesar de las lluvias
La estación de lluvias no se quiere acabar, al contrario de las
obras que se acercan al fin. Todas las tardes el cielo se carga de nubes
sobre las montañas y una nube negra se acerca a nosotros oscureciéndolo
todo. El agua cae, los truenos revientan y los cortocircuitos lanzan rayos
por todas las instalaciones eléctricas del astillero. Ayer hubo
uno muy fuerte cerca del barco. Una centella, afirmó un guardián.
El trabajo es perturbado y hasta paralizado. Este año es muy atípico
afirman los meteorólogos.
¿Dónde está la tierra? ¿Dónde está el mar? La ausencia de alisios deja el paso a unas olas venidas del Oeste, muy inhabituales por aquí. Pánico en el astillero. ¡Los barcos que esperaban para salir quieren subir solos a tierra firme! La inclinación del pequeño carguero da una idea de la amplitud de las olas. En el mar, los pescadores tiran bordes esperando que el mar se calme. ¡El barco de la derecha está amarrado al muelle!
La inundación no llegó hasta el Karrek Ven. Afortunadamente porque a pesar de nuestros esfuerzos ¡no hemos acabado de forrar!
Wilson y Alfredo levantan esta pieza de 150 Kg junto a la roda. El guindaste del Karrek Ven ha sido utilizado a lo largo de toda la restauración.
Carlos quita el exceso de espesor de la pieza con la azuela grande. El cepillo eléctrico servirá para los acabados.
Seguimos forrando. ¡26 tablas colocadas esta semana! El contrato
de 20 y ha sido respetado.
Cesar toma las medidas de la próxima tabla con un listón
aplicado sobre la curva del barco. Con el compás mide la distancia
entre un punto del listón y los bordes superior e inferior de la
tabla. Luego, el listón es desclavado y colocado sobre la tabla
para llevar las medidas y trazar la línea de corte.
Si la curva del barco es grande, se puede necesitar una tabla de 36 cm
de ancho para una tabla que solo tiene 18 cm. Se pierde mucho material.
Frangel clava una tabla del forro. Tradicionalmente se usan clavos de
sección cuadrangular. Pero se oxidan. Escogimos unos clavos también
tradicionales pero más lujoso: los clavos de bronce. Tienen ranuras
por todo lo largo y por eso tienen un buen aguante. Pero son relativamente
finos y se tuercen fácilmente al clavarlos. Se necesita una habilidad
y una atención constantes.
Buena paleta de maderas. Puy (que se oxida en amarillo), enmarcado por
algarrobo (arriba y acabado de pulir), bajo una tabla de zapatero (oxidada)
La situación
Las tres cuartas partes del barco están forradas. Ya empezamos
a preparar el fondo para poner el lastre de cemento. Las obras sobre la
cubierta ya empezaron.
Lo más preocupante sigue siendo el presupuesto.
Il faut nous aider à remettre à l'eau ce bateau, seuls
nous n'y arriverons pas.
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