Después de la nariz, colocamos la piel
Forramos, forramos!
Un equipo a babór y otro a estribor...el barco se viste de un abrigo
de madera roja. La cinta, tablas gruesas de 7 cm, ya están hasta
el tercio delantero. Ahora empezamos con las tablas del forro a los lados
(5cm)

¿Madera roja?
No solamente. ¡Wilson y Carlos preparan una tabla de morao! Bella
madera durísima. Tenemos una pequeña reserva cortada hace
tres años, que utilizamos para la parte superior del casco, muy
expuesta al sol. Esto es para no tener malas sorpresas dentro de un año.
He aquí el problema: la madera seca es difícil y hasta imposible
de conseguir. Pero la madera colocada verde pierde volumen al secarse,
y las tablas se separan. Pedimos la madera lo antes posible para que empiece
a secarse, pero estos pocos meses no son suficientes. Afortunadamente,
estas maderas tropicales se retraen poco. Esto es un fenomeno brutal y
todas las maderas sufren de él.
El puy es el más sensible. Pintamos las extremidades rápidamente
para que no se rajen. Para conservar la quilla y toda la parte trasera
(de roble francés), tuvimos que pintar y masillar constantemente
siempre que aparecía una raja.
13 meses fuera del agua son una prueba dura para estas maderas viejas.
Con nuestra ayuda logran soportarlo.

La roda fue puesta, sin más, para ver si había que hacer
ajustes. Después de unas pocas correcciones, fue subida de unos
veinte centímetros y su alojamiento en la quilla rellenado con
asfalto y estopa como originalmente. Luego la volvimos a colocar.
Carlos se encargó de esto. Luego fijamos la contrarroda con 4 pernos
ciegos de una pulgada de ancho y entre 70 y 80 de largo. Tardamos casi
dos días en ponerlos. No querían entrar hasta el fondo y
tuvimos que sacarlos con un gato. Los huecos fueron ensanchados y los
pernos vueltos a meter. En esta madera, el diámetro de los huecos
tiene que ser casi el mismo que el de los clavos o pernos correspondientes.
Sino, nada entra, ni a golpes de mandarria. El metal es el que se torcerá.
Danny, el nuevo ayudante, lo intenta (la parte roja es la contrarroda
y la parte gris la roda).

Solo queda por clavar el hierro que protege la roda.
Juan y Luis Miguel hicieron clavos con el hierro dulce de las clavijas
viejas, naturalmente poco oxidable. Pintados con epoxi, deberían
durar mucho tiempo.

La 42ava cuaderna y la última (en realidad la primera partiendo
de la roda) podrá ser colocada por fin. José y Carlos le
dan la inclinacion de la roda sobre la cual se apoyará.

Cesar atacó el alefriz empezado en la roda y la contrarroda. También
empareja las 4 cuadernas delanteras, ya fijadas. Esto permitirá
colocar la impresionante primera tabla del forro como la que ya pusimos
en la parte trasera. Esta tabla de 7cm de espesor tendrá que curvarse
en dos planes. Para que no se rompa será parcialmente estufada.

Viernes por la tarde. Esperando la paga, el equipo celebra la puesta
de la roda con una caja de cerveza. ¡La gorra es como la boina de
los antiguos bretones! Ataturco la había impuesto en Turquía,
hace 80 años, para sustituir el voluminoso turbante...con la influencia
de los Estados Unidos, hoy en día está muy de moda y solo
se desprende de las cabezas cuando es hora de dormir ( y aún así...)
La situación.
Es agradable ver la estructura por fin terminada después de un
paciente trabajo de más de un año, y ver que agregamos tablas
del forro al ritmo de dos o tres por día. Quisiéramos acelerar
este ritmo para acabar de forrar antes de 6 semanas, el objetivo siendo
siempre volver al agua este año.
El problema actual es la cubierta: el pino de importación no se
encuentra en este momento y otras maderas son caras y no convienen bien.
¡Pero ya lo resolveremos, como con la roda!

Las donaciones siguen llegando, 1460 €uros esta semana.
Gracias a los donadores.
Siguiendo el deseo de uno de ellos, la pendiente de la curva verde es
más fuerte que la de la curva roja.
Sigue habiendo un retraso, pero si esta nueva ola de donaciones sigue,
lo conseguiremos. Para los que no nos conocen muy bien recordamos que
esta restauración minuciosa trae de nuevo a la vida a uno de los
últimos veleros de pesca en alta mar de Francia.
Participar en ella es salvaguardar el patrimonio.
Pero además, es un barco que navega. Es utilizado con fines educativos.
No hay afán de lucro, solo el placer de permitir descubrir el mar,
este barco antiguo, horizontes nuevos...
Colaborar con la restauración del Karrek Ven también es
apoyar esta actividad. Recordamos que todos los donadores serán,
invitados a un crucero a bordo del barco!
Hemos simplificado y mejorado el proceso para realizar donaciones. Haga
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