Periódico ilustrado
de la restauración

12 de marzo 2004 - n°29 -

 

 

Corregir los errores nos ha enseñado muchas cosas. Ahora con un espíritu más perfeccionista, nuestro equipo ha vuelto al trabajo.

Nalgas bien lisas

¡Ya está! Las cuadernas de la parte trasera están todas al mismo nivel (el emparejamiento). Solo falta acabar algunos detalles, y lo haremos cuando todos los palmejales estén colocados y el conjunto esté más firme.
Las cuadernas mal talladas han sido reemplazadas. Ya solo falta la última cuaderna. Está lista y la colocaremos provisionalmente mientras cambiamos el cucharro de popa (lo de la luna, como ya se sabe).

Sobre el andamio, Carlos presenta la penúltima cuaderna que, desde el interior, Wilmer coloca. Las cuadernas de la parte trasera son todo un lío: sus ángulos están muy marcados (sección en rombo), las curvas son fuertes y los durmientes de cubierta tienen juego, por lo que el ajuste se vuelve un poco hipotético.

Wilmer fija la base de las cuadernas sobre cual van a apoyarse las anchas tablas del forro de la parte baja del casco. Estos elementos deben ajustarse perfectamente (la flecha) a partir del alefriz el codastre (superficie plana entre las dos curvas discontínuas). Sino, las tablas del forro van a parecer chapa ondulada o no se aplicarán como se debe a la estructura y el conjunto perderá fuerza. Este tipo de ajustamiento es el más difícil de realizar y necesita muchos retoques (retoques o piezas que volver a tallar)

El rendimiento sobre la quilla

Casi todas las varengas tienen que ser retiradas, como ya lo habíamos indicado, para cambiar las clavijas de la quilla y del lastre.

Para retirar las viejas varengas, las habíamos destruído con cincel y calces. La clavija se quedaba sola y le soldabamos un dispositivo para subirla con un gato.
Era un trabajo largo y dificultoso (estas piezas son de roble muy duro y el trabajador tenía que estar siempre agachado), el hierro soldado se torcía, la soldadura se rompía...hacía falta un día o incluso más para acabar con una cuaderna y su clavija. A causa del dolor de espalda, John le puso coco y descubrió un forma de proceder más elegante.

Con una sierra separamos la varenga de la cuaderna, y la levantamos a babor y a estribor con dos gatos prolongados por una barra de hierro. Para que la varenga se lleve a la clavija, un pedazo de hierro (1) fué soldado arriba de esta última a través de la varenga.

Gracias a esta técnica, el equipo de John logró retirar 6 varengas en un solo día (en vez de una sola el día anterior! La que está abajo en la foto).
Las varengas tienen una entalla para que el gato no resbale y sus extremidades son cortadas con una motosierra para pasar entre las cuadernas que están arriba. De las 6 clavijas originales (que tienen pues 60 años) solo dos estaban muy oxidadas, con solo la mitad de su diámetro inicial.
¡Las demás aún estaban fuertes y no querían salir! El lastre interior de cemento ha impedido las infiltraciones de agua.
Primero quisimos reutilizar, con las nuevas varengas, los agujeros de la quilla para no debilitarla, ero al final hemos preferido horadar unos nuevos: las clavijas entraban con demasiada facilidad...Los nuevos agujeros han sido hechos con una pequeña inclinación hacia adelante para una varenga y hacia atrás para la siguiente para reforzar el conjunto.

La noche ha sido difícil. Un barco de hierro ha sido puesto a la par del Karrek Ven. El condenado chorro de arena ha empezado a atacar el óxido (necesitarán dos noches, mas unas cuantas horas para acabar). Por la mañana, la arena estaba esparcida por todas partes, como una capa de nieve. El Karrek Ven se había escondido bajo un enorme abrigo de plástico...

La situación

Avanzamos. Más rápido que el mes pasado puesto que nuestro equipo es dos veces mayor. Siguen faltando un buen carpintero naval y un jefe de obras para acabar este verano: por falta de un ojo que esté permanentemente atento, cometemos errores que después hay que enmendar y así, la mano de obra está mal ocupada. El equipo cada vez trabaja con más esmero pero pequeños problemas surgen sin cesar a unos u otros y hay que ayudar a resolverlos. La restauración es más difícil que la construcción: muchas piezas están todavía instaladas antes de ser retiradas. Guían el trabajo, pero también lo estorban. Las palmejas están siendo colocadas por el equipo Juan-Luis. Luego vendrán los durmientes. Esto nos permitirá tener unas cuadernas muy firmes que pordremos emparejar finamente (ponerlas al mismo nivel).

Las donaciones siguen afortunadamente sosteniendo nuestra curva verde que sigue estando muy cerca de la roja. Gracias de nuevo a los que han hecho estas donaciones. Esperamos verlos en los cruceros de agradecimiento...Una nueva aportación de 650 euros a permitido a la curva verde de mantener una pendiente inclinada, pero seguimos muy apretados! Para levantarla más y permitirle adelantarsele de nuevo a la roja, haga click aquí.


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